jueves, 8 de marzo de 2007

Manolito Espinberg es más que un personaje, es mi amigo.


Ayer recibí el email de Jaime Crespillo, friki infatigable del mundo del cortometraje, avisándome de que ya estaba abierta la convocatoria para el tercer certamen de cortos "Ciudad de Vélez". En las bases destacar que entre los premios hay uno destinado al mejor cortometraje de la comarca de la Axarquía, dotado de 500 euros. En este certamen podrán participar todos aquellos directores andaluces con edades comprendidas entre los 14 y los 35 años. Los cortos participantes habrán de hacerlo en la categoría de ficción y se deberán entregar en la oficina de Juventud del Ayuntamento de Vélez-Málaga hasta el 9 de abril.

Me hace gracia ver a Jaime al frente de la organización de este certamen. En cierto modo contradice al personaje protagonista que representó en el falso documental (mockmumentary) "Manolito Espinberg:Une Vie de cinema", un director de cine cuya mayor obsesión es hacer la gran película grabando a ovejas. Manolito sentía que sus historias entre rebaños eran incomprendidas por la crítica y el público, poniendo en tela los criterios para determinar la calidad de una obra de arte. A mí este cortometraje me sugería ser un dardo envenenado contra el esnobismo en el mundo de la creación, en este caso del cortometraje, en el que muchas veces tiene más importancia lo que una vez criticó Juan Marsé en una entrega de los premios Planeta, la "vida literaria". Es más seductor para algunos vivir bajo los flashes de la fama que luchar con las musas. Y eso muchas veces se respira en los festivales de cortos. Así que para aquellos que por un lado quieran vivir su momento de glamour de provincias o encandilarnos con una historia en imágenes tienen esta nueva convocatoria de cortos.

Si os atraen las películas con ovejas, aquí podéis ver "Manolito Espinberg:une vie de cinema", de los directores Luis Fco. Pérez y Miguel C. Rodríguez, ganador del premio del jurado del primer festival de cortometrajes de la revista Fotogramas.



1 comentario:

Anónimo dijo...

Los festivales de cortos son maravillosos porque permiten que veamos los trabajos de otros enamorados de la creación audiovisual. En ellos vemos que no estamos solos. Y que no estamos locos por perder la cabeza para sacar un corto adelante. Pero eso sí, nunca hay que ir a un festival pensando en ganar un premio, porque en muchos casos parece que están dados de antemano. Ese concejal de cultura de un ayuntamiento cómo va a permitir que un premio se lo lleve alguien que no es del pueblo. En fin. Que vivan los cortos y los festivales!!!