viernes, 21 de noviembre de 2008

60 años para un lugar mágico.

A mí siempre me han parecido un lugar mágico, un espacio de los más cinematográfico. Las paredes llenas de estanterías y en sus baldas se recogen historias, conocimientos, sentimientos, poesías, imágenes o simplemente portales a otras dimensiones, épocas y aventuras. Además reina el silencio (a veces).

En Nerja este lugar ha cambiado en varias ocasiones de emplazamiento. Yo lo he conocido en el ayuntamiento, en el centro Giner de los Ríos y en la actualidad junto a la sala Mercado. Últimamente no voy mucho porque ya en mis propias estanterías me esperan decenas de libros que se van acumulando. Pero en alguna ocasión en lo que me acercado me llevo alguna sorpresa.

Hace 60 años que la biblioteca pública, que lleva por nombre "Salvador Rueda" está funcionando en nuestro pueblo . En mi época de estudiante de bachillerato era el gran lugar de reunión de los estudiantes del pueblo y la verdad es que allí se estudiaba, se hablaba, te expulsaban, pero en absoluto parecía un espacio extraño, todo lo contrario, un punto de encuentro para todos. En la actualidad se ha abierto el abanico de prestaciones. Son muchos los libros a los que se pueden acceder (nunca es suficiente el fondo de libros de una biblioteca). Se puede leer la prensa. Acceso a internet a través de los ordenadores propios de la biblioteca o a través de la red wi fi mediante portátiles de los usuarios. El otro día le eché un vistazo a las estanterías y había ejemplares para todos los gustos.
Por otro lado se realizan actividades paralelas como el bibliotorneo, el Club de la Lectura, reuniones periódicas de aficionados a la lectura que charlan sobre un libro propuesto) y para acercar a los más pequeños al vicio adorable de la lectura se organiza todos los miércoles a partir de las 18:30h La hora del cuento con la monitora Estrella Rebollo. Por ejemplo en estos días se encuentran colgadas de las paredes del aula dedicada a tal efecto, pinturas realizadas por los niños en torno a la interculturalidad. Allí juegan, leen, participan, escuchan e incluso hay sitio para un televisor, pero hecho con cartones y cartulinas y con una emisión de programas muy particular.
Así estos tan cacareados tiempos de crisis no son excusa para vivir mil y una vidas a través de las páginas de los libros y los comics (los hay muy buenos en la sección infantil, pero incomprensiblemente no los dejan en préstamo).

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