domingo, 24 de abril de 2011

Mirando a las musarañas (15) - El lugar y el momento.


Hay que tener sumo cuidado, con emitir un juicio o expresar un sentimiento, sin tener en cuenta el lugar y el momento. Cuando vivimos una eclosión de luz y de días mas largos con la llegada de la primavera, en nuestras calles se nota un ambiente distinto, no solo en el ánimo de las gentes, sino en el aroma que nos llega de la floración de los naranjos con su intenso olor a azahar. Esto nos hace reencontrarnos con un pasado inmediato, ya que cada año se produce la misma situación de luz, aroma y color.

Cada primavera nos preparamos para vivir la gran fiesta de la Semana Santa. En cada ciudad o pueblo, con sus características y peculiar manera de vivirla, nada tiene que ver el Norte con el Sur. Es famosa por su austeridad y recogimiento, sin reparar en su imaginería, la Semana Santa de Castilla, Zamora y Valladolid, que son un claro ejemplo.

Con el Domingo de Ramos, como pórtico, nuestra tierra Andalucía vive su Semana Santa, paseando a Jesús y María por sus calles y plazas, engalanando sus tronos o pasos como solo saben hacerlo las gentes de Sur, largas filas de nazarenos portando cirios acompañan en su recorrido a los sagrados titulares de su Cofradía, el pueblo expresa sus sentimientos, entre oraciones y saetas, entre piropos y suspiros a tantas Virgenes con sus advocaciones, del Dolor, Consuelo, Esperanza, Amargura..


Quién puede sustraerse a la emoción de una marcha procesional vibrante, quién no enmudece al escuchar el canto oración de una saeta, plegaria de una voz anónima. La saeta santo, y seña de Andalucía, quién puede extrapolarla a otras tierras. Pues eso fue lo que le ocurrió a unos amigos, que tuvieron la sabia determinación de conocer otra manera de procesionar la Semana Santa. Sin olvidar sus raíces, cuando en el silencio de una procesión castellana, uno de ellos, de manera espontánea, se atrevió a entonar una saeta, ante el estupor y la sorpresa de quienes en recogimiento veían la procesión. Era el momento pero no el lugar.

¡Cantar del pueblo andaluz
que todas las primaveras........   

Por Ricardo Bajo León.

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