miércoles, 25 de abril de 2012

Microrrelatos de Mercurio (65) - Abducción.




Abducción

Estaba andando tranquilamente, los caracoles siempre andamos tranquilamente, si no,  no seríamos caracoles, seríamos liebres o coches o ejecutivas.
Y de repente me abdujeron. Una poderosa fuerza tiró de mí, me elevó por los aires y me dejó caer en un recinto oscuro lleno de caracoles. Pero no me alarmé, los caracoles vivimos aquí y ahora, y eso que no hemos hecho ningún cursillo de desarrollo personal ni estamos adscritos a ninguna corriente espiritual.
Así que me dediqué a disfrutar de aquella orgía en la que había caído. Los caracoles, ya se sabe, somos hermafroditas y aquello era un todos con todos que chorreábamos baba hasta por las orejas, es una expresión, pues ya se sabe que los caracoles no tenemos orejas.
En lo mejor de la bacanal, esos seres que nos habían abducido, nos echaron en un caldero lleno de agua hirviendo, ahora parezco más una pasa que un caracol, sigo consciente porque, como todo el mundo sabe, el alma de los caracoles es inmortal.
Por eso no tengo ningún miedo a ese alfiler con el que alguien, seguramente algún ser superior, hurga en mi concha en busca de un cuerpo hecho una pasa que no tiene ninguna importancia.
Espero reencarnarme en una tortuga o, mejor, en una piedra, que es más lenta.

Por Ricardo Sanz


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