Mirando a las musarañas (102) - ¡Felices Pascuas!

Han cambiado muchas cosas, entre ellas la manera de felicitarnos y desearnos lo mejor por estas fechas en que el orbe cristiano celebra la venida del Salvador. El ¡Felices Pascuas! ha dado paso al ¡Feliz Navidad! En la cultura cristiana hay dos Pascuas que se celebran, una en Navidad y la otra en tiempo de Semana Santa, la Pascua de Resurrección o Pascua Florida.

Es verdad que el tiempo pasa y las tradiciones perviven, salvo que la llamada progresía altere los cánones por los que generación tras generación hemos vivido esas tradiciones. Ahora en estos tiempos, un libro escrito por su Santidad Benedicto XVI, nos lleva a poner en solfa todo lo que hemos recibido. En el pesebre no había un buey ni una mula, los pastores no fueron a adorar al Niño, la estrella de Oriente era una supernova y los Magos de Oriente, llegaron de Tartesos, lo que es hoy Huelva. El ciudadano de a pie que desempolva las figuras del Nacimiento como cada año, que canta villancicos con alusión clara al buey,  la mula y a los pastores, le hace reflexionar ¿Qué es la tradición? ¿Qué dicen los Evangelios? Han tenido que pasar siglos para echar por tierra la esencia de una de las tradiciones y fiestas más entrañables.

Foto extraída de aquí.

En mi recuerdo las tarjetas de felicitación, que no christmas, del sereno, del cartero...con un bien grande ¡Felices Pascuas! El guardia urbano rodeado de regalos, el pavero vendiendo sus pavos por las calles y los niños pedíamos el aguinaldo a familiares y amigos cantando villancicos.  Son fechas en las que aflora un sentimiento de solidaridad y ayuda a los más necesitados. Hoy la situación en la que viven muchas familias, y eso engrandece al ser humano, hace que ese sentimiento no sea flor de estos días, sino que durante los trescientos sesenta y cinco días del año la gente responde a la llamada de Organizaciones Benéficas, poniendo una vez más de manifiesto que en la necesidad del prójimo y en situaciones tan difíciles se es más solidario.

Mucha solidaridad y ¡Felices Pascuas!  

Por Ricardo Bajo León