domingo, 2 de marzo de 2014

Mirando a las musarañas (162) - El pulgar.


Se define como dedo interior de la mano que se opone a los demás dedos para asir, a modo de pinza. No habría caído en la cuenta de fijarme en el pulgar o pulgares de las manos de tantas personas, que de manera compulsiva se mueven sobre la pantalla de un teléfono móvil, una tableta o un libro electrónico si no es al pensar del juego que dan a las nuevas tecnologías, no para asir, sino para deslizarse sobre signos, letras y guarismos, para comunicarse por medio de ellos.


El dedo pulgar hacia arriba es un gesto para afirmar y dar consentimiento a una causa y en sentido hacía abajo condenar y negar.  El dedo pulgar sirvió como titulo e  hilo conductor de un relato de Arthur Conan Doyle, El pulgar del ingeniero. Su huella impresa en un tampón  empapado en tinta sirve de firma e identificación.

No sé si la genética, al igual que en el oso panda, dotará a unas futuras generaciones de usuarios de las nuevas tecnologías de un sexto dedo. O tendríamos que pensar en crear un banco de pulgares. Quizás ese uso del dedo pulgar haga que para algunos sea el miembro más valorado de su cuerpo. Nuestro día a día, sin pulgar, es imposible.

Por Ricardo Bajo León.

No hay comentarios: